Aunque se han documentado diversos tipos de patologías neoplásicas en fósiles vertebrados, un grupo de científicos identificó por primera vez la presencia de un tumor en los restos óseos de un dinosaurio que vivió en el periodo Cretácico Superior.
El equipo internacional afirma que es el primer ameloblastoma -tumor no canceroso- que es hallado en un dinosaurio, identificado en la mandíbula inferior de un espécimen pico de pato de la familia hadrosauroideos, Telmatosaurus transsylvanicus.
Los restos bien conservados del dinosaurio, que corresponde a un subadulto que habría vivido hace entre 69 y 67 millones de años, fueron descubiertos en un afloramiento de la Formación Sinpetru, lo largo del río Sibisel, en el condado de Hateg, en el oeste rumano.
En un artículo de la revista Scientific Reports, los investigadores dan a conocer el hallazgo y explican que tras analizar la ubicación, apariencia externa y estructura interna del tejido fosilizado, pueden confirmar que se trata de un ameloblastoma, neoplasia benigna.
Según los científicos de Rumania, Estados Unidos y Reino Unido, esta es la primera evidencia de un estado patológico que no había sido reconocido previamente en los registros fósiles de los dinosaurios.
Katharine Acheson, de la Universidad de Southampton y coautora del estudio, señala que el Telmatosaurus está en la raíz del árbol genealógico de los dinosaurios con pico de pato, y la presencia de un tumor sugiere que eran más propensos a ellos que otros espécimenes.
“Lo que causó el ameloblastoma no está claro por ahora”, sostiene el doctor Zoltán Csiki-Sava, de la Universidad de Bucarest, Rumania, aunque estima como poco probable que el tumor haya causado dolor durante la etapa en que se desarrolló.
Los paleontólogos sugieren que a decir del tamaño de este dinosaurio en particular, el individuo murió antes de llegar a la edad adulta y que el tejido anormal no se había desarrollado en toda su extensión en ese momento, pero sí podría haber contribuido a su muerte.